Cuentos de Espantosy AparecidosCoedicin LatinoamericanaCuentos,mitos y leyendas para nios de Amrica LatinaCuentos picarescos paranios de Amrica LatinaCuentos de Espantos y AparecidosCuentos deEspantos y AparecidosCoordinado por Ediciones Ekar-Banco delLibroEditoraVernica UribeAsistente editorialMarianne DehmDiseoJolmLlljnPortada y vietasArlette Lul'ie 1984 Editora tica, Brasil;Ediciones Ekar-Banco del Libro,Venezuela; Editorial Norma,Colombia; Editorial NuevaNicaragua, Nicaragua; Promocin EditorialInca, S.A.,Per; Editora Taller, Repblica Dominicana; SubsecretaradeCultura, Ecuador; CIDCL/, Mxico; Ediciones Huracn,Puerto Rico;Editorial Piedra Santa, Guatemala; EditorialPlus-UItra,Argentina.Todos los derechos reservadosDepsito legal en Venewela (f84-0967Coedicin promovida y auspiciada por CERLALC y UNESCOEdicin:Editora lica - Sao Paulo - BrasilPrinted in BrazlCUENTOSDEESPANTOSy APARECIDOSCoedicinLatinoamericana2." d i c i 6nPresentacinEl misterio de la muerte y el temor a lo desconocido,han dadolugar a innumerables cuentos y leyendas acerca de losseresextraordinarios que habitan el mundo impreciso de lo que noestaqu.Cuentan Quienes los han visto que estos espritus aparecenaveces en el reino de los vivos para indicar algo, paravengarofensas, para castigar o para exigir que se les devuelvalorobado. Se presentan siempre al caer la noche, en parajesso-litarios o en casas abandonadas. Siempre hay seales quelosanuncian: un golpe de viento, el canto de algn pjaro noc-turno,el crepitar del fuego, unas pisadas. Algunos no pre-tenden hacerdao, pero tambin hay entre ellos espritusmalignos al acecho de susvctimas.En Amrica Latina la tradicin europea de brujas, duendesyfantasmas se mezcla con la indgena y la africana de esp-ritus delagua, las selvas y los montes. Encontramos mujeresque vuelan enbarcos pintados en los muros, como la Tatuanaen Centroamrica o laMulata de Crdoba en Mxico; pe-queos duendes que enamoran a las niashermosas cantn-doles coplas, como el Sombrern en Guatemala;espritus que6defienden la naturaleza y que castigan brutalmente aquien ladaa, como la Marimonda en Colombia o el Caipora en Bra-sil;barcos malditos que navegan sin encontrar puerto jams,como elCaleuche en Chile o el Barco Negro en Nicaragua; yestn tambin lasmujeres demonacas que seducen a loshombres que andan lejos de suscasas. Son mujeres hermo-sas, atractivas y extraas. Cuando loshombres las abrazan,los espantan con su rostro de calavera. Es laSayona o laDientona de muchos pases del continente.La seal de lacruz, el agua o el canto de los gallos hacendesaparecer a estosespritus de la muerte y de la noche.Este libro rene once relatos deespantos y aparecidos yforma parte de la Coedicin Latinoamericana,serie auspi-ciada por el Centro Regional para el Fomento del LibroenAmrica Latina, CERLALC, y por la UNESCO, y realiza-da mediante eltrabajo conjunto de los editores participantes.El propsito de estevolumen es ofrecer a los nios y j-venes de Amrica Latina laposibilidad de reencontrarse conlas viejas tradiciones orales delcontinente, con los cuentos deluz de vela y brasero, y disfrutar derelatos que guardan, anhoy, el atractivo de lo misterioso y de loinexplicable.Queremos tambin que los lectores descubran que lospa-ses latinoamericanos somos una gran comunidad que com-partecreencias, costumbres, relatos, alegras, y ms de unsusto.7LaslgrimasdelSombrernGuatemalaRecopilador: Celso lAraVersin: LuisAlfredo ArangoIlustradora: Marcela Va/deavellanoLAS LAGRIMAS DELSOMBRERONes un cuento de la tradicin oral guatemalteca.El Sombrerones un personaje tan pequeito que cabe enla palma de una manO. Casino se ve debl4io de susombrero de alas enormu. Apenas si asomansusUJpatitos de charol con espuelas de plata.Utva tamb;ln unaguita,,;ta de ncar con la que seacompaa cuando canta para hechizara las niiJas.bonitas. Siempre va seguido por una recua demulascargadas con SaCOs de carbn.El autor de esta .'ersin. LuisAlfredo Arango. n"ci enTotonicapn en 19J5. Ha sido maestro ruraleinvutigador de campo del Instituto Indigenista NacionaldeGuatemala. Ha recibido l'a,;os pum/oscentroamericanos denarrati,'ay poesay parte de su obraha sido traducida al ingls.francs e italiano.El recopUdor, Cebo lAra, es Director del CentrodeEstudios FoIklricos de la Universidad de San Carlos.Lailustradora, Mareela Valdea.ellano. naci en laciudadde Guat('malclen 1951. Es Jefe del Departamentode Diseo de la Univusidad NacionalAutnoma deSan Carlos de Guatemala y produce un programainfantil derelel'isin.GLOSARIO:Carrouro: Constructor de carruajes.Chufa:Linda. bonita. graciosa.Piedras lajas: Piedras planas o cortadas enformclde lmina.RtclUl: Colfiunto de animales de carga.10I elinaerauna nia muy bonita. La gente del callejn delCarrocero, en el barriode Beln, la vea todos los das y nuncaterminaba de admirarla. Y esque mientras ms creca Celina,ms linda se pona:- Qu ojos tanhermosos!-S, tan grandes sus ojos!- y qu pelo el que tiene!-Tanlargo y ondulado!-Se parece a la virgen del Socorro de lacatedral!y en verdad, Celina se pareca a la pequea estatua delavirgen del Socorro, morena yllena de gracia. Hasta su nombreeraextrao, como venido del cielo, o sacado de algn libro decuentos.Lafama de su belleza comenz a correr por toda la ciudad.Adems de serbonita, verdaderamente bonita, Celina era muytrabajadora: ayudaba asu mam a hacer tortillas de maz paravenderlas en las casasricas.Verla correr por las calles, vendiendo las tortillas quehacasu mam, era el deleite de chicos y viejos: todosquedabanimpresionados de su belleza.Una tarde, aesode las seis, enla esquina de lacalle de Belny callejn del Carrocero, sin ms ni ms,aparecieron cuatromulas amarradas al poste del alumbrado elctrico.Las mulas11"llevaban cargas de carbn al lomo.-No sern las mulas delSombreron? -coment una mujer.-Dios nos libre, ni lo diga, chula!-le respondi otra al pasar.Esa noche Celina estaba muy cansadadespus de habertrabajado todo el da. El sueo comenzaba a donnirla,cuandooy una msica muy linda: era la voz de alguien quecantabaacompaado con una guitarra.-Mam, oiga esa msica!-Qu msica?Loque pasaes que te est venciendo el sueo.-No, mam, oiga qubelleza!Pero la tortillera no oaninguna msica.-Lo mejor es que tedue.mas, mi lia.Celina no poda donnir oyendo aquellamsicaencantadora.Hasta sus odos lleg claramente la voz cantarinaque deca:Eres palomita blanca,como la flor del limn,si no me das tupalabrame morir de pasin...A las once de la noche, el callejn queden silencio y larecua de mulas carboneras se perdi en laoscuridad.Noche a noche se repiti lo mismo. Lo nico que lagentenotaba eran las mulas con su carga de carbn, atadas alposte,en cambio Celina, se deleitaba con las canciones queescu-chaba.13Una noche, a escondidas de su mam, Celina sali aespiaren la oscuridad porque quera conocer al dueo de la voz.Porpoco se muere del susto. Era el Sombrern! Un hom-brecito con unsombrero gigantesco, zapaticos de charol yespuelas de plata.Mientras bailaba y cantaba tocando suguitarrita de ncar, enamorabaa la nia:Los luceros en el cielocaminan de dos en dosas caminan misojoscuando voy detrs de vos...Celina no pudo dormir esa noche! Nopoda dejar de pensaren el Sombrern. Todo el da siguiente lo pasrecordando losversos. Quera y no quera que llegara la noche; queray noquera volver a ver al Sombrern. Esa semana Celina dej decomer,dej de sonreir.-Qu te pasa, hijita? -le deca su mam-o Te duelealgo?Ests enferma? -Pero Celina no hablaba.-La habr enamorado elSombrern -le dijeron y la tortilleradesesperada, siguiendo consejosde los vecinos, la llev lejosde su casa y la encerr en una iglesia.Porque la gente cree quelos fantasmas no pueden entrar en lasiglesias.A la noche siguiente lleg el Sombrern al callejndelCarrocero, pero no encontr a la nia. Se puso como loco ycomenz abuscarla por toda la ciudad, sin encontrarla. Al14"amanecer sealej, silencioso, con su recua de mulas atrs.La mam de Celina y losvecinos estaban contentos, porquehaban logrado librarla delSombrern. Pero Celina, encerradaen la iglesia, enferm de puratristeza y amaneci muerta unda.Estaban todos velando a la nia, encasa de la tortillera,cuando escucharon un llanto desgarrador quelos hel delsusto. Era el Sombrern que vena arrastrando sus mulas!Sedetuvo junto al poste de la esquina y comenz a llorar:Corazn depalo santoramo de limn floridopor qu dejas en el olvidoa quien teha querido tanto?Aaaaaaay... aaay!Maana cuando te vayasvoy a saliral caminopara llenar tu pauelode lgrimas y suspiros...Nadie supo aqu hora se fue el Sombrern. Se fue alejando,llorando, llorando,hasta que se fundi en la noche oscura. A lamaana, cuando losdolientes salieron de la casa de la tort-llera, se quedaronmaravillados: Haba un reguero de lgri-mas cristalizadas, comogoterones brillantes, sobre las piedraslajas de lacalle!16eaipora,el padremonteBrasil..r. ..... 1, -_...',."-(tfRecopiladora: Ruth GuimaraesVersin: SoniaJunqueiraIlustradora: Sandra AbdallaTraductora: GladysParentelliCAlPORA, EL PADREMONTEes un mito todo Brasil, en,'ersiones. Caipora es un entefantstico, demonaco )'cruel con losque no lo A "'eUs, se lo como una mujer de un solo pie. o comouncampesino encantado quefuma pipa )' recorre el montedesnudo.Tamblln se diu que u un hombre peludo quecabalga sobre unpuercoespin, o un caUldOf'malencarado de pelos verdes y piesvolteados Iulela atrs.La palabra Caipora "Iene de la lengua tupi ysignificahabitante del bosque.Sonia Junqueiro escribi este relatode acuerdo a la"usI6n recogida por Ruth GII/maraes. SoniaJunqueiranaci en Minas Gnais en 1945. Estudi tras y durantevariosaos trabtq como maestra. Ha escrito librosdidcticos y cuentos paranios. El gran sueo de su vidaes tranJformarse en bruja.Lailustradora. Sandra Abdalla, naci en Sao Paulo en/945. Esilustradora del peridicoJonud desdehau 13 aos. Desde 1971 ilustralibros para nios.Elttulo en portuguis es.' O Cllipora, pai donuzIl>.GLOSARIOCapiIHuG: Se le llama tambijlt capi,'ara,carpincho ochig,;;re. Es un roedor enorme, del tamao de un cerdoque"i"e en las sabanas tropicales.Jab"'nt: Es un ave alta. con un granpico, que tiene lacabeUl y el cuello sin plumas.Paca.' Se le llamatamb;;n lapa. Es un roedor de grantamao que puede medir hasta 80cenlimelros de largo.Tapir: Se le llama tamb;;n anta o danta. Es unmaml/eroque alcanza un metro de altura y tiene una curiosaIrompacorla. VI"e la sel,'a tropical.Zorro: Es un carnivorode pelogris.pariente de los lobos yde los perros domtsticos.18ada maana, muytemprano, dos compadres iban jun-tos al monte a cortar lea.El monteera una belleza. Claro y oscuro, con matas yrboles de todo tipo. Yadems, el canto de los pjaros ybandadas de mariposas amarillas.Consus machetes, los leadores iban cortando la madera.El compadre Tooprocuraba cortar siempre las ramas msbajas, para no herir mucho alos rboles. El compadre Chicocortaba troncos, quebraba ramas sinnecesidad y a veces hastamataba un animal"slo para practicar lapuntera.Un da, el compadre Chico no fue. Too entr solo en elbosquey le pareci que todo era diferente. Unos ruidosextraos, unossusurros, el crujido de hojas secas, el sonido delas piedras en elriachuelo, ms ruidosas que nunca... Aqu yall la carrera de un gatomonts o el batir de las alas de unpjaro. Un viento fro quelastimaba y un silencio raro entre unsonido y otro.El compadre Tooapret el mango del machete. Los dedosle dolan de fro. Aguz lavista: era difcil distinguir algo en laoscuridad cenicienta delmonte.De pronto, entrecerr los ojos: No era posible! Debaestarviendo cosas... Pero no. Ms all, aquel bulto oscuro,aquellaaparicin... Se restreg los ojos. Mir de nuevo: laaparicin19segua all. Detrs, parecan venir todos 'los animalesdelmundo: los grandes y los pequeos, los de plumas y los depelos,los comedores de carne y los comedores de hierba. Elcorazndelleador se detuvo. Erael Caipora, el padremonte!El leador,paralizado de miedo, lo vio venir lentamente,cada vez ms cerca. Eraenorme, verde de la cabeza a los pies.Pareca una planta andando.Las piernas fuertes, grandes, elcuerpo cubierto de pelos gruesoscomo cerdas. Los brazoslargos, casi tocando el suelo. El hocico dezorro, las orejascortas, ateI).tas, con las puntas haciaafuera.Inmvil, sin habla, el leador recordaba las historias sobreelCaipora: que re como cualquier persona, que fuma tabacode hoja enpipa de barro, que persigue a los que daan lasplantas y matan a losbichos sin necesidad... que es castao,con los pelos arrastrando porel suelo, .. Pero ste era verde,muy verde...La aparicin se detuvo.Tena los pies volteados: los dedosatrs, los talones adelante. Toatemblaba. Entonces, depronto, el Caipora pregunt con vozronca:-Tienes tabaco ah, muchacho?-Y... y... yo? Tabaco?El leadormiraba embobado al Caipora.-Tienes tabaco? -repiti el bicho en unronquido sordo,extendiendo su mano peluda.El leador dej de temblar.Pero no poda hablar. Asinti.2021Abri el morral, sac un atado detabaco y se lo alcanz.Ms que de prisa el Caipora agarr el tabaco yse fuetrotando con la ristra de animales atrs. El compadre Tooseapart y se les qued mirando.La huella del Capora se imprima alrevs en el suelo: laspisadas volteadas para ac, mientras l corrapara all...Atrs, todos los animales, zorros, lapas, tapires,capibaras,jaburUs... En el aire, sobre su cabeza, el suaverevoloteo de lastrtolas.El leador se sec el sudor de la frente:-Uf!Tengo que trabajar -i"ezong-. As sea para pasar elsusto...Aquel da,Too volvi tarde con la carreta cargada debuena lea, madera de ley,que haba encontrado no sabacmo. Llevaba el alma liviana y unaextraa alegra en elcorazn. Se puso a cantar.Al otro da, subi alhorno para fabricar el carbn que iba avender en la ciudad. Lostroncos eran tan lisos y bonitos, tanagradables a la vista que sucorazn se anim una vez ms. Lalea crepitaba y no acababade quemarse.Cuandoel compadreToo apag con agua las brasas rojas, el carbncentelle subrillo negro.En el pueblo los carbones brillarites delcompadre Toocausaron alborozo.-Eso vale mucho, muchacho!22-Quierecomprar?-Yo no! Ysi es robado?-Cmoque robado? Soy leador y hacercarbn es mi oficio!No necesito robarlo!-Entonces, dnde loencontraste?-No lo encontr. Lo hice con la lea que cort en elmonteaquel da...y el leador cont su encuentro con el bicho de lospiestorcidos.-Ah! 4iijo el otro- Era el padremontel-Puede ser.Dicen que el Caipora hechiza y persigue a quienanda por elmonte.-No siempre. Le diste tabaco y ganaste una fortuna.Qusuerte!Porque s, porque no, el compadre Too no fue ms albosque.El compadre Chico, su compaero, supo de la buenafortuna de Too.Envidioso, fue a buscarlo para arrancarle elsecreto de su riqueza.Pero solamente oy unos gruidos yunas disculpas.-No s... pienso quemi suerte fue por causa del encuentro,pero no estoy seguro...y queden eso.Un buen da el compadre Chico andaba por el montecuandoescuch un tropel. Y vio pasar corriendo una criaturaextraa,de pies torcidos. Detrs de ella una manada deanimales23haciendo un gran alboroto. El Caipora!El hombrecorridetrs, obsequioso, gritando hasta que elpadremonte se par. Elleador temblaba de codicia. Luegopregunt:-Caipora, puedes darmedeaquel carbn?Tengotabacoaqu,en el morral. Tengo mucho!Lacaradelbichoseensombreci. De susojossalanchispasverdes de odio. De pronto,todo cambi y se hizo un gransilencio. Ni unasolahojasemova. Conunronquido sordo, elbicho avanz'hacia el hombre y lo agarr.y aquel dasurgiun nuevoespanto: un hombre vueltoalrevs que vaga de aqu paraall como alma en pena.24La mulata deCrdobaMxicoVersin: FranciscoSerranoIlustradora: Maria FigueroaLA MULATA DE CORDOBAes unale)'enda colonial mexicana, de la cual tambiin seencuentran"ersiones en Centroamirica.El relato que aparece en este libro seinspir en textos delhistoriador Luis Gonzlel. Obregn (1865-/938) Ydelpoeta Xa"/er Jlillaurrutia (/9(}3-1950). Laadaptac/nfuerea/i:.ada por Francisco Serrano, cuyos textoshanaparecido en diversas publicaciones infantiles y quien eselautor de llucUnUlgG. antologla de poeslacontempornea para nios(1981).26uenta la leyenda que hace ms de dos siglos vivi enlaciudad de Crdoba, en el estado de Veracruz, una hermosamujer, unajoven que nunca envejeca a pesar de los aos.La llamaban la Mulata yera famosa como abogada de casosimposibles: las muchachas sinnovio; los obreros sin trabajo,los mdicos sin enfermos, losabogados sin clientes, los mili-tares retirados, todos acudan aella, y a todos la Mulata losdejaba contentos y satisfechos.Loshombres, prendados de su hermosura, se disputaban laconquista de sucorazn. Pero ella a nadie corresponda, atodos desdeaba.Lagentecomentaba los Poderes de la Mulata y deca que erauna bruja, unahechicera.Algunos aseguraban que la haban visto volar por losteja-dos, y que sus ojos negros desPedan miradas satnicas mien-trassonrea con sus labios rojos y sus dientes blanqusmos.Otros contabanque la Mulata haba pactado con el Diabloy que lo reciba en su casa;decan que si se pasaba amedianoche frente a la casa de la bruja, sevea una luzsiniestra salir por las rendijas de las ventanas y laspuertas,una luz infernal, como si por dentro un poderosoincendiodevorara las habitaciones. La fama de aquella mujererainmensa. Por todas partes se hablaba de ella y enmuchos2718lugares de Mxico su nombre era repetido de boca enboca.Hace tiempo, mucho tiempoque vive en la vecindadalIado de laplazuela.En la vecindad? No es cierto!Nunca la hemos encontradoenel patio, en el zagun.Ni en la calle, ni en la iglesiani tampoco enel mercado:Luego ella no es. de este barrio,luego lleg derepente!En Crdoba desde cuandoapareci de improviso!...Nadie sabecunto dur la fama de la Mulata. Lo que s seasegura es que, un da,de la villa de Crdoba fue llevada presaa las sombras crceles delTribunal de la Inquisicin, en laciudad de Mxico, acusada de brujeray satanismo.La maana del da en que iba a ser ejecutada, elcarceleroentr en el calabozo de la Mulata y se qued sorprendidoalcontemplar en una de las paredes de la celda el casco de unbarcodibujado con carbn por la hechicera, quien sonriendolepregunt:-Buen da, carcelero; podras decirme qu le falta aeste29navo?-Desgraciada mujer!- contest el carcelero-o Si tearrepin-tieras de tus faltas no estaras a punto de morir.-Anda,dime, qu le falta a este navo?, -insisti la Mulata.-Por qu me lopreguntas? Le falta el mstil.-Si eso le falta, eso tendr -respondienigmticamente laMulata.El carcelero, sin comprender lo que pasaba,se retir con elcorazn confundido.AlmedimIa, el carcelero volvi aentrar en el calabozo de laMulata y contempl maravillado el barcodibujado en la pared.-Carcelero, qu le falta a este navo?- preguntla Mulata.-Infortunada mujer-le replic el desconcertado carcelero-oSiquisieras salvar tu alma de las llamas del infierno, leahorrarasa la Santa Inquisicin que te juzgara. Qu pretendes? .. Aesenavo le faltan las velas.-Si eso le falta, eso tendr - respondila Mulata.y el carcelero se retir, intrigado de que aquellamisteriosamujer pasara sus ltimas horas dibujando, sin temor delamuerte.A la hora del crepsculo, que era el tiempo fijado paralaejecucin, el carcelero entr por tercera vez en el calabozo delaMulata, y ella, sonriente, le pregunt:-Qu le falta a minavo?...-Desdichada mujer, -respondi el carcelero-, pon tu almaen3031las manos de Dios Nuestro Seor y arrepintete de tus peca-dos.jA ese barco lo nico que le falta es que navegue! Esperfecto!-Puessi vuestra merced lo quiere, Sl en ello se empea,navegar, y muylejos...-Cmo! A ver?-As 4iijo la Mulata, y ligera como el viento,salt al barco;ste; despacio al principio y despus rpido y a todavela,desapareci con la hermosa mujer por uno de los rinconesdelcalabozo.El carcelero se qued mudo, inmvil, cOli los ojossalidos desus rbitas, los cabellos de punta y la boca abierta.Nadievolvi a saber de la Mulata;se supone que est con el demonio.Quienles crea a los cuentos de hechicerasque pruebe a pintar barcos enlos muros...32Mara AngulaEcuadorInformadora: Mara GmezVersin: JorgeRenn de la TorreIlustradora: Mariana KuonquiMAJUA AN\;ULAes uncuenlo de la Iradlcin oral ecualoriana.Esla ,'erslnfue escrita porJorge Renn de la Torre, deacuerdo al relalo que le hilO Maria Gmez,una m e r dems de selenla aos que ,'I,'e en el pueblo deOln.Jorge Rendn de la Torre naci en Quila en 1945 y hapublicadocuenlos, fbulas )' leatro para nios.La ilustradora, MarianaKuonqul, naci en Bahla deCaraqun. en 1951. Estudi en la F.scut!lade ArIesPlsticas de la Unl"eTsldad Central de Ecuador. Sehaespecialillldo endiseo e ilustracinde libros para niosyharecibido varios premios nacionales.GLOSARIOAj IibriUo: Plato Iplcoecualoriano preparado coneslmago de rumianles.CtlIhina: Vocabloquichua sinnimo de machona,m,qer que pareu "orn.Color: Pol,'o. deun color rojo ladrillo. que se agrega a lascomidas, produclo de lassemillas d' onoto.CllcltiCdra: Cuero de urdo.Locro: Comida hechacon papas cortadas y olrosalimenlos. como sal, ;nanltCa yleche.M,nud,ncu: Despojos y parles pequeas de losurdos)'a"es.Pu:,llf: (o pusln): Estmago de los rumianles; comidapreparadacon dicho eslmago, en picadillo, que semezcla con salsa y Q.i.Secode chi.,o: Arroz con carne de cordero.34ara Angula era una niaalegre y vivaracha, hija deun hacendado de Cayambe. Le encantabanlos chismes y sediverta llevando c u e n t o entre sus amigospara enemistarlos.Por esto, la llamaban la metepleitos, la lengualarga o la"carishina" chismosa.As, Mara Angula creci 16 aosdedicada a fabricar loscon la vidade los vecinos, y nunca se diotiempo para aprendera organizar la casa y preparar sabrosascomidas.Cuando Mara Angula se cas, empezaron sus problemas.Elprimer da Manuel, su marido, le pidi que preparara unasopa de pancon menudencias y Mara Angula no saba cmohacerla.Quemndose lasmanos con la mecha de manteca y sebo,encendi el carbn y puso sobrel la olla sopera con un pocode agua, sal y color, pero hasta ahlleg: no saba qu msdeba hacer!Mara record entonces que en la casavecina viva doaMercedes, una excelente cocinera, y sin pensarlo dosvecescorri hacia ella.-Vecinita, usted sabe preparar la sopa de pancon menuden-cias?-Claro, doa Mara. Ver, se remojan dos panes en unataza deleche, luego se los pone en el caldo, y antes de que stehierva,35J6se aaden las menudencias.-As no ms se hace?-S,vecina.-Ahh, -dijo Mara Angula-, si as no ms se hace la sopa depancon menudencias, yo tambin saba. -y diciendo esto,vol a la cocinapara no olvidar la receta.Al da siguiente, como su esposo le habapedido un locro de"cuchicara", la historia se repiti:-Doa Mercedes,sabe preparar el locro de "cuchicara"?-S, vecina.y como la vezanterior, apenas su buena amiga le dio todaslas indicaciones, MaraAngula exclam:-Ahh, s as no ms se hace el locro de "cuchicara",yotambin saba . -y enseguida corri a su casa para sazonarlo.Comoesto suceda todas las maanas, la seora Mercedesse puso molesta.Mara Angula siempre sala con el mismocuento: "Ahh, si as no ms sehace el seco de chivo, yotambin saba; ahh, si as no ms se hace elaj de librillo, yotambin saba. Por eso, quiso darle una leccin y,al otroda...-Doa Merceditas...-Qu se le ofrece, seora Mara?-Nada,Michita, mi marido desea para la merienda un caldo detripas con " pu n " y yo...-Umm, eso es refcil, -le dijo-, y antes de que MaraAngula37la interrumpiese, continu:-Ver, se va al cementeriollevando un cuchillo afilado. Des-pus espera que llegue el ltimomuerto del da y, sin que nadiela vea, le saca las tripas y el"puzn". En su casa, los lava yluego los cocina con agua, sal ycebollas y, cuando el caldohaya hervido por unos diez minutos,aumenta un poco deman... y ya est. Es el plato ms sabroso.-Ahh,-dijo como siempre Mara Angula- si as no ms sehace el caldo detripas con "puzn", yo tambin saba.y en un santiamn, estuvo en elcementerio esperando a quellegara el muerto ms fresquito. Cuando elpanten quedsolitario, se dirigi sigilosamente hacia la tumbaescogida.Quit la tierra que cubra al atad, levant la tapa y... jallestaba el semblante pavoroso del difunto! Quiso huir, ms elmismomiedo la detuvo. Temblorosa, tom el cuchillo y loclav una, dos,tres veces sobre el vientre del finado y condesesperacin le despojde sus tripas y "puzn". Entonces,corriendo regres a su casa. Luegode recobrar su calma,prepar esa merienda macabra que, sin saberlo,su maridocomi lamindose los dedos.Esa misma noche, entre tanto MaraAngula y su esposodorman, en los alrededores se escucharon aullidoslastimeros.Mara Angula despert sobresaltada. El viento chirriabamis-teriosamente en las ventanas, balancendolas, mientrasafuera,los ruidos fabricaban sus espantos. De pronto, porlas3839escaleras, Mara Angula oy el crujir de unos pasos quesubanpesadamente hacia su cuarto. Era un caminar trabajosoyretumbante que se detuvo frente a su puerta. Pas un minutoeternode silencio y luego, Mara Angula vio el resplandorfosforecente deun hombre fantasmal. Un grito cavernoso yprolongado laparaliz.-Mara Angula, devulveme mis tripas y mi puzn que terobastede mi santa sepultura!Mara Angula se incorpor horrorizada y, 'Conel miedosalindole por los ojos, contempl como la puerta seabraempujada lentamente por esa figura luminosa y descamada.MaraAngula se qued sin voz. Ah, frente a ella, estaba eldifunto queavanzaba mostrndole su mueca rgida y su vientreahuecado:- MaraAngula, devulveme mis tripas y mi puzn que terobaste de mi santasepultura!Aterrada, para no verlo, se escondi bajo las cobijas,peroen instantes sinti que unas manos fras y huesudas la tomabanporsus piernas y la arrastraban, gritando:-Mara Angula, devulveme mistripas y mi puzn que terobaste de mi santa sepultura!Cuando Manueldespert, no encontr a su esposa, yaun-que la busc por todas partes,jams supo de ella.40Abad Alfauy lacalaveraRepblicaDominicanaRecopilador:Manuel de Jess Troncoso de la ConchaVersin:Silva NolascoIlustrador: Aurelio CrisantyABAD ALFAU y LA CALAVERApublicado por primera vez en el libro NarrtJcionndominicaNU deManuel Jess TroncQso de la Concha. Nola.fco ha realizado la vusinque sepublica en este libro.El ilustrador, Aurelio Crisont)', es unpintor dominicano.GLOSARIOClnI4rtJ1.O: Golpe que se da de plano conla espada.Chafl4n: Cara al cortar la esquinade una casa por unplano,Comidilla: Tema preferido en las murmuraciones.COflseja.J:Cuentos,fdbulas, patraas. G cuart4: Medida de la mano abierta yextendida el extremo del pulgar al del meique.Gri,,",: Disgusto,horror que causa alguna cosa.Re1MMO: rtmicos, como de baile. Toquede campanas a la hora derez.arelAngelus, a la caida de latarde.VGTtI: Medida longitud a 83,6 centmetros.42asta ms o menos elao de 1905, se vea en lo alto de lapared que fonnaba en chafln laesquina de la iglesia y con-vento de Santo Domingo con las callesdel Estudio y de laUniversidad en la capital dominicana, un nichovaco, el cualdesapareci, junto con la pared, al ser staderribada.No siempre estuvo vaco ese nicho. Haba dentro,colocadasobre un pequeo soporte de hierro, una calavera,visibledurante el da por gracia de la luz solar y de noche por lade unfarolito de aceite que colgaba desde lo alto y eraencendidosiempre al toque del Angelus vespertino. Debajo, comoex-presiones salidas de boca de la calavera, se lea en unatoscalpida en caracteres ordinarios, de color negro, borrosos:Oh, tque pasando vasFija los ojos en mCual t te ves yo me viCual yo meveo te versTranscurri mucho tiempo sin que ni la calavera ni elversoescrito sirvieran para llamar la atencin pblica.Hasta unanoche, en que un vecino, en momentos que sediriga a su casa, sintiun ruido proveniente de la calavera yponieno en sta los ojos,observ que se mova inclinndose43hacia delante o de un lado a otro,como diciendo... "S;S" ... "No, No" ... visto lo cual, se dio acorrer hasta llegar asu morada.La calavera, que ni mereca ya lamirada indiferente dequienes pasaban, se convirti, desde el dasiguiente, en elcomentario de todos. Los prudentes no osabansiquiera aven-. turar el pasar de noche por las proximidades delConvento y losvalerosos que a ello se atrevan, daban fe de que lacalavera semova diciendo... "S, S" ... "No, No", agregandoquemeneaba las quijadas, que se rea con ruido como de casta-uelas ymuchas otras consejas.De da, la calavera permaneca quietecita. Poresto, elencargado de encender o apagar el farolito haca estaopera-cin en horas de la tarde o de la maana. La cosa eradenoche...Los que vivan por all, para llegar hasta su casa, hacanunrodeo con objeto de librarse de la vista de la calavera.Nisiquiera osaban aproximarse las patrullas militares a esaesquina demiedos.Cierta noche, desafiando su propio temor, una de ellasmarchen esa direccin, y cuando vio el meneo de la calaverahuydespavorida sin parar hasta el mismo portn de la forta-leza.ContabaAbad Alfau, entonces, diecinueve aos y era sub-teniente del batallnque guarneca la Plaza de Santo Do-45mingo. Se hallaba de serviciola noche en que la patrulla corripor temor a la calavera y sucontrariedad fue muy grande. A lasiguiente noche supo que otrapatrulla haba hecho un rodeopara evadir el maleficio de la esquina,y su contrariedad fuemayor.- Se va a acabar esa msica o no me llamoAbad Alfau!-afirm.Al da siguiente se provey de una escalera de lasdenomi-nadas "de tijeras" y aguard la noche. Ms o menos a lasonce,llevando en la diestra la espada, se encaminal lugar queera causade los espantos, acompaado de dos soldados.Apenas se hallaban lostres a unas diez varas de la calavera,comenz el remeneo.-Pongan laescalera delante de la esquina! -Qrden antes deque el miedoincapacitara a sus acompaantes.Espada en mano, empez a subir. Amedida que ganabacada peldao, el movimiento de la calavera haciadelante y loslados se haca ms violento. Ya el subtenienteacercndosele,la calavera pareca querer girar sobre s, mientras desu interiorsalan unos chirridos agudos... pero el joven oficialseguaimperturbable. Ahora, tan cerca del nicho que podraalcan-zarlo con los dedos, apoy con fuerza los pies en unpeldaomientras se agarraba con la izquierda al ms alto, ech atrssucuerpo y levantando la espada le asest a la calaveradoscintarazos que la hicieron dar varias vueltas.46y ah se deshizoel misterio; porque desde abajo sali unratn comode a cuarta, quedel nicho salt a la calle y se perdien la oscuridad de la noche,mientras Abad Alfau, bajando,exclamaba:-Maldito bicho!48Delamarlmondano se debe hablarColombiaRecopilador: OctavioMarulandaVersin: Editorial NormaIlustradora: Consuelo Ardila deBeltrnDE LA MARIMONDA NO SE DEBE HABLARes un cuento de la tradicinoral colombiana.La madremontt o marimonda aparece en todaslasregiones rurales de Colombia. Es una m,.jer hermossimay quien laqueda hechizado. Peroes ,'engadoray cruelycastiga con la muerte aquienes daan la naturale1,Q.La que apareu en este libro se basa enlainvestigacin del follelorista Octavio Marulanda.La ilustradora.Consuelo Ardila de Beltrdn, es qiseiiadoragrdfica de la de LasMercedes y directora deArte de los textos de primaria y deliteratura infantil deEditorial Norma.GLOSARIO.... Aserradt>ro,sitio donde asierran la madera.Bqueo: Planta tropical de talloslargos ). delgados que seextienden por el suelo o se enrollan enotras plantas.Hig"nilu: Matorral de monte.Machete: Cuchillo grandede diversas formas que sin'epara desmontar, cortar caiia y otrosusos.SDnufn: Arbol amtrlcano, muy corpultnto, de lafamilia de lasmimosdceas.Troclul: Vereda o camino angosto; camino abiertoen elmonte.ZtlTZ/I: Arbusto de la familia de las rosdceas.cu)'o fruto esla mora.50uando volva cabizbajo a su rancho, Jacinto se encontrconla vieja Juana.-Dme, negrito -lo salud la vieja- y esa cara tanlarga?-Ay, seo Juana -suspir Jacinto-. Hoy cuando fui a buscaragitapara regar los naranjos, el ro estaba seco. No bajaba niun chorritoy como hace rato que no llueve, pues no s qu voya hacer.-Seco elro? Mala sea, negrito, mala sea-y la vieja menela cabeza como sipresintiera calamidades.-Yeso, seo?-Pues ve, negrito. Vos sosmuyjoven y no sabs nada. Pero yote digo, si el ro se sec, es porqueella va a venir y entonces.,. pobre del que se la tope!-Pobre delque se la tope? De quin habla usted, seo?Jacinto estaba muyasustado.-Pues de la marimonda, negro, la mismsima marimonda. Nomehags hablar; no se puede, se me hielan los huesos ... Tencuidado.Vos sos un buen muchacho, Jacinto, y no comootros, no como eseRuncho. -y apresuradamente la viejasigui su camino.Jacinto sinti unescalofro que le corra por la espalda. Seacord entonces del RunchoRincn. Haca mucho tiempo yaque este hombre tumbaba rboles de lacabecera del ro, all51arriba enel monte. Cuando los campesinos sedieron cuenta, lepreguntaron por qu lo haca y l explic que unosseores delaserro le pagaban por cada rbol cortado. Serafn, elhombrems viejo del pueblo, le advirti:-Mir, Runcho, no te mets adaar el monte. Eso es peli-groso, puede venir la marimonda.Mas elRuncho no hizo caso y sigui destrozando cuantorbol encontraba. Alpoco tiempo, los campesinos notaron queel ro bajaba con menos agua,y que en el monte se oan conmenos frecuencia los gritos de losloros y los cantos de losmirlos.Camino al rancho, Jacinto siguipensando qu hara consus naranjitos recin sembrados y sin agua pararegarlos. Yaoscureca, y por detrs del monte se vea salir una lunaredonday amarilla. Tan preocupado estaba, que no se dio cuentadelalboroto que arm su perroCanijo al verlo. Pronto observ queelanimal estaba muy inquieto: grua y ladraba, daba vueltasalrededorde su amo y le morda el pantaln tratando de guiarlohacia el caminoque llevaba al monte. Jacinto sinti la angustiade Canijo y deJ:idiseguirlo. Despus de echarse la bendicinvarias veces, subi por elcamino detrs del perro, que nodejaba de ladrar y gruir.Al rato, oyun ruido: ... Juiss,juiss, silbaba un machete alderribarhiguerillas, zarzas y helechos. Desde lejos, Jacintovio al RunchoRincn quien, aprovechando la oscuridad, abra53una trocha hasta elsitio donde crecan unos enormes samanesque deseaba cortar. Elviento haca crujir las ramas de losrboles; pareca quelloraran.Sbitamente, una nube escondi la luna y Jacinto no vionadams. Canijo se detuvo ydejde orse el ruido del machetey de lasramas. La oscuridad y el silencio llenaron el monte, yun resplandorluminoso surgi entre la espesura.El Runcho, como hipnotizado, dejcaer el machete y selevant con los ojos fijos en el resplandor, elcual poco a poco,fue tomando la figura de una hermosa mujer. Supelo largo yoscuro caa sobre sus hombros y le cubra todo el cuerpo.Susojos grandes y negrsimos echaban chispas de fuego y suslabios securvaban en feroz sonrisa. Una voz repeta: "Ven...ven... ven..."Jacinto quiso gritar pero el miedo no lo dejaba. Despavo-rido, vioal Runcho avanzar hacia la mujer con las manosextendidas comoqueriendo abrazarla, mientras la voz insista:"Ven... ven... ven..."Tan pronto el Runcho toc a la mujer, sta solt unaagudacarcajadaque retumb en el silencio de la noche. Rpida comounrayo sacudi la cabeza y al instante su largusimo pelo seconvirti enespeso musgo gris y gruesos bejucos que, comoserpientes, seenrollaron alrededor del cuello, los brazos y laspiernas delhombre.Jacinto cerr los ojos. Su corazn golpeaba desaforada-54mentey sus piernas parecan haberse clavado en la tierra. Alcabo de unosinstantes, oy de nuevo los ladridos furiosos deCanijo y sinti elcrujir de las ramas agitadas por el viento.Abri los ojos y se acercal Runcho. Estaba muerto. Unbejuco le apretaba el cuello y a sulado se extenda un senderode musgo gris que se perda entre losmatorrales. A lo lejos,escuch el agua del ro que volva acorrer.Jacinto nunca dijo nada. De la marimonda no sedebehablar.56La sombra negray elgauchovalienteArgentinaRecopilador: Jesls Mara CarrizoVersilI:Nel/)' GarridoIlustradora: Icll'1ba DapuetoLA SOMBRA NEGRAYELGAUCHO VALlE"TE un la tradicin oral Fur rogidoen la prO"incia deCatamarea por Maria Carrizo.La autora rsta versin. Garrido. unaargrntina que ha escrito numerosas obras drliteratura infantil y hadirigido, adems, tratro de titt'fesy tal/cores de artco para niosyj,'rnes. Una sus obrasms difundidas es A",1IIi1UU(1976).Lai1ustraJora,ldcolbn Dapucoto, es la EscucolaArgrntina dr ArU.lIu.ftra nO"colas y tambiinhistorirtas. Actualmrnte trabaja rnlaEditorial Plus Ultra.GLOSARlOAguada: lgar natural o artificialdonde bebe el ganado.Av, Maria PurillUl: Exprcosin de saludo mu)'USIldl1hasta no /rau muchos aos con campo argentino. Lartspuesta a('str saluJo era: "sin pecaJo conubida".Gaucho: nlllural las pampasargentinas.Mn6lt: o mostrador.POto: lgar Jondt' nace y v/"C'el61111cho.euentan los que cuenlan ydicen Los que saben quehacemuchsimo tiempo, un hombre decdi salir por esos mundosabuscarfonuna, con la nica compaa de su mula negra.A poco andar, seencontr con un gaucho que lambinmontaba una mula.-Para dnde va,paisano? -le pregunt el desconocido.-En verdad, no l o . Voy sinrumbo fijo. Qu gusto encon-trar a alguien en estas soledades! Mellamo Miguel-El gusto es mo. Me llamo Eloy. para servirlo. Ymire loqueson la.l\ cosas, yo tambin voy sin rumbo.Anda que te anda,charla que te charla, pronto hicieronamistad.Cruzaron campos,pastizales, montes, aguadas... das ydas con sus noches, sin unasomo de vida humana. Una tarde,cuando ya casi desesperaban antetanta soledad, divisaron a lolejos una gran construccin.ApurdIOn elpaso, un poco por curiosidad y un mucho porhambre, ya que las pocasprovisiones que llevaban se leshaban acabado. Llegar y quedarse conla boca abierta deasombro fue tooo uno. Tenan ante sus ojos unesplndidopalacio rodeado de jardines. Nunca haban visto algo as.Seanimaron y golpearon las manos, diciendo:-Ave MaraPurisima!5960Nadie conlCst.Golpearon la puerta varias veces, ynada. Todo era silencio.Empujaron, por las dudas, y la puerta cedi.Entonces deci-dicron entrar, no sin temor, IX'r supuesto.Aquelloera muy extrao. Una casa tan linda y abandonada.Pero as no ms.Nadie respondi a sus repetidos llamados y,despus de recorrerlotodo, comprobaron que el palacio estaba.deshabitado.-Estamos desuerte -dijo Eloy-, pasaremos aqu la noche.Salieron luego a buscaralgo para comer yencontraron juntoal palacio una granja donde habatooa clase de aves de corral yotras comida
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